miércoles, 30 de marzo de 2011

Paulo Freire: Biografía.

El pedagogo y filósofo brasileño no es solamente un pensador importante sino también un personaje peculiar y atrayente. Su vida y obra guardan una relación tan estrecha como poco común. Paulo Freire nos cuenta él mismo su biografía en el nº 7-8 de Cuadernos de pedagogía, en la que relata:

"Nací el 19 de septiembre de 1921 en Recife. Mi padre, Joaquín Temístocles Freire, de Río Grande del Norte, era oficial en la policía militar de Pernambuco, espiritista, aunque no miembro de círculos religiosos, bueno, inteligente, capaz de amar. Mi madre, Edeltrudis Neves Freire, nació de Pernambuco, católica, dulce, buena, justa. El murió hace mucho tiempo pero me dejó una huella imborrable, ella vive y sufre, confía sin cesar en Dios y su bondad. (Escrito recogido en Agosto de 1975).

Con ellos aprendí el dialogo que he tratado de mantener con el mundo, con los hombres, con Dios, con mi mujer, con mis hijos (…). Las manos de mi padre no habían sido hechas para golpear a sus hijos, sino para enseñarles a hacer cosas. La crisis económica de 1929 obligó a mi familia a trasladarse hasta Jaboatao donde parecía menos difícil sobrevivir (…). En Jaboatao perdí a mi padre. En Jaboatao experimenté lo que es el hambre y comprendí el hambre de los demás. En Jaboatao, niño aún, me convertí en un hombre, gracias al dolor y al sufrimiento que sin embargo no me sumergieron en las sombras de la desesperación (…).

No sin dificultades pasé mi examen de admisión en la escuela secundaria. Tenía 15 años y aún escribía ratón con dos “erres”. A los 20 años, sin embargo, en la Facultad de Derecho, había leído ya a algunos gramáticos portugueses y brasileños, y ya empezaba a iniciarme en el estudio de la filosofía y de la sicología del lenguaje, al mismo tiempo que llegaba a ser profesor de portugués en la escuela secundaria (…).

Como tenia una irresistible vocación de padre de familia me casé a los 23 años, en 1944, con Elza Maia Costa Oliveira de Recife, hoy Elza Freire, católica como yo. Con ella continué el dialogo que había aprendido con mis padres. Tuvimos 5 hijos: 3 niñas y dos muchachos, gracias a los cuales el campo de nuestro dialogo se hizo más amplio (…).

Licenciado en derecho en la Universidad que hoy se llama Federal de Pernambuco, traté de trabajar con dos colegas. Abandoné el derecho después de la primera causa; un asunto de deudas.

Trabajando en el departamento de Servicio Social, aunque de tipo asistencial, reanudé mí dialogo con el pueblo, siendo ya un hombre.

El golpe de estado no solamente detuvo todo mi esfuerzo que hicimos en el campo de la educación de adultos y de cultura popular, sino que me llevó a la prisión por cerca de 70 días. Me libré refugiándome en la embajada de Bolivia en septiembre de 1964. Se me consideró como un “traidor de Cristo” y del pueblo brasileño.

Lo que aparecía muy claramente en toda esta experiencia, de la que Salí sin odio ni desesperación, era que una ola amenazante de irracionalismo se tendía sobre nosotros: forma o distorsión patológica de la conciencia ingenua, peligrosa en extremo a causa de la falta de amor que la alimenta, a causa de la mística que la anima”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario